Época contemporánea



El México contemporáneo



     El México de la posrevolución, es el México que surge a partir de la reconstrucción del país, reconstrucción que implicó la cimentación de un nuevo régimen político que creó las bases para la configuración de un Estado moderno y democrático que proporcionó estabilidad política y social a la nación. Los libros que se presentan en esta sección muestran algunas de esas propuestas de reconstrucción y búsqueda de la democracia representativa.

Progreso, desarollo y modernización.


(A partir de 1940)

A lo largo del siglo XX el objetivo del cambio llevó grandes nombres distintos: lo que entre 1920 y 1940 se llamó progreso, en las tres décadas posteriores se denominó desarrollo,  y en el último tercio del siglo, modernización.

Estas nociones tenían en común un objetivo general de bienestar  prosperidad, y variaban, al igual que en otros países, determinadas por los cambios tecnológicos y los avances en el conocimiento científico que fueron distintivos del siglo XX. Sin embargo, algunos procesos estuvieron presentes en los tres conceptos como atributos de una vida mejor: la vida urbana, la industria, la educación, la secularización.

Los indicadores del cambio social que experimentó México en este periodo son distintos e independientes pero estaban interconectados y se reforzaban entres sí  porque iban  en la misma dirección, aunque a ritmo diferente. Por ejemplo, la migración del campo a la ciudad, que sostuvo la urbanización; el cambio de ocupación del sector agrícola al industrial, al de servicios, o al de la economía de mercado; el mayor acceso de grupos e individuos a los medios de comunicación de masas e incluso a la educación formal, lo que generó nuevas expectativas y comportamientos al mismo tiempo indujo la necesidad de desarrollar o adoptar formas de organización e integración sociales adecuadas al medio urbano: grupos de vecinos, sindicatos, clubes, grupos religiosos, de ayuda mutua, de padres de familia; así como nuevos patrones de relación con la autoridad y de participación política.

A partir de los años setenta del siglo XX se puede constatar la ocurrencia simultánea de muchos de estos procesos en la sociedad mexicana. La migración fue uno de los procesos más dinámicos del periodo.

Uno de los indicadores más poderosos del cambio social fue el descenso de la tasa de fecundidad, el cual se aceleró a finales de los setenta como resultado de la planificación familiar y de la elevación de los niveles educativos de las mujeres. En 1999 más de 65 por ciento de las mujeres unidas utilizaban algún medio de control de la natalidad, y dejaba al descubierto el rostro de una sociedad secularizada donde la iglesia católica ejercía una influencia limitada.

 Todos estos cambios fueron reforzados por otras transformaciones también de largo plazo como la regionalización económica del país. Los medios de comunicación masiva también crecieron, en particular la radio y la televisión: entre 1982 y 1995. Los cambios fueron reforzados por la regionalización económica del país.

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